Llega el Solsticio de invierno. El momento mas frío y la noche mas larga del año. Para los antiguos pueblos celtas esta fiesta era conocida como la fiesta de Yule, la primera festividad de la Rueda del año. Para estos pueblos que estaban tan unidos a la tierra y sus ciclos naturales, este solsticio representaba el resurgir de la luz, y es el momento de mirar en lo mas profundo de tu ser, de meditar,... Es época de esperanza.
Sus orígenes:
Esta fiesta tiene su origen en la escandinavia precristiana. Se cree que era una de las festividades mas importantes del año, incluso los vikingos, en su calendario tenían dos meses con referencia a Yule. Aunque tenía una duración de 12 días, comenzaba en el solsticio de invierno, podía terminar sobre el día seis, nuestro día de Reyes, mas o menos como nuestra navidad.
A partir de estos días, la naturaleza se empezaba a preparar para volver a resurgir en la primavera.
Era el momento de hacer rituales de fertilidad, bien para uno mismo, bien para que la tierra les diera buenas cosechas durante ese año.
Celebración:
Yule comenzaba, como otras fiestas en los pueblos nórdicos, con un gran sacrificio, esta vez dedicado a Freyr, ya que este dios, el favorito de los elfos, era el representante masculino de la fertilidad. Realizado el sacrificio se daba paso a las hogueras, los cantos y los bailes alrededor de estas. Era una fiesta familiar, y se trataban de manera especial a los forasteros que allí se encontraran.
Tradición que ha llegado a nuestros días:
El tronco de yule es una de las tradiciones paganas que han sobrevivido el pasar de los milenios y ha llegado a nuestros modernos días. Se dice que encendían un enorme tronco que habían dejado del año anterior (esto me recuerda al ramo de plantas y flores que se recoge la noche previa a San Juan para quemarlo al año siguiente en la hoguera) y lo dejaban arder toda la noche, noche que pasaban despiertos esperando a que el sol saliera de nuevo. Con ello no solo ahuyentaban a los espíritus si no que usaban las cenizas de este gran tronco para esparcirlas por los campos de siembra para hacerlos fértiles y prepararlos así para las futuras cosechas.
Yule en Asturias:
Pues si, en Asturias nos quedó también pinceladas de esas culturas antiguas de las que somos descendientes. Aquí hasta hace unas décadas, por que hay tradiciones que lastimosamente se van dejando de lado aunque sea perder parte de las tradiciones ancestrales, teníamos el nataliegu. No era mas que un tronco de árbol, casi siempre de roble, como no, árbol sagrado en muchas culturas, que el 24 de diciembre, es decir en Nochebuena, se dejaba arder toda la noche. Ya por la mañana, con lo que quedaba del tronco se hacía dos cosas, o bien se guardaba para que los de la casa estuvieran protegidos y acompañados de la felicidad ese año, o se dejaba como tronco de apoyo en en llar de casa para el año que recién comenzaba.
Según este articulo, en el siglo XVIII en Grado (Grao o Grau en asturiano) los vecinos entregaban al Marqués un tronco entero de roble en la víspera de Navidad, y otro al juez en la víspera de Reyes.
Me encanta saber que en mi tierra, tenemos tradiciones tan antiguas, tan entrelazadas con los ciclos de la tierra, esos que con la modernidad de nuestra era, se van olvidando, haciendo de nosotros animales desapegados de nuestra propia naturaleza...
Si eres de Asturias ¿sabías que existía esta tradición? Y si eres de otro sitio cuentame, cuentanos que tradición hay similar al tronco de Yule en tu pueblo, provincia o país.
Ahora toca preparar un altar para esta festividad, meditar sobre lo vivido y lo que vendrá...